Escrito Germán Rubiano

Sin duda alguna, Colombia tiene un grupo pequeño pero significativo de artistas consagrados a trabajar la cerámica. Dentro de éste se destaca Cecilia Ordóñez, cuya obra ya tiene una amplia trayectoria que se remonta a comienzos de los años setentas. Discípula de la reconocida Maestra Beatriz Daza, considera igualmente importantes sus estudios en la Escuela Paul Savignie de Paris y, sobre todo, los llevados a cabo en la Escuela de Artes de la Universidad de Iowa, Estados Unidos, entre 1979 y 1981.

El trabajo actual de Cecilia Ordóñez demuestra una excelente madurez. Los diversos estudios especializados, la docencia que imparte en la Universidad Nacional y los numerosos años dedicados al oficio han comenzado a dar los frutos mas logrados de toda su producción, aunque no puede desconocerse la calidad de sus cerámicas desde por lo menos su temporada norteamericana. Desde entonces, la artista ha utilizado la arcilla cocinada como un material para hacer esculturas. Estas obras se han caracterizado por el grosor de las superficies, las texturas insuaves al tacto, los colores cercanos a los de la tierra, el paisaje, las concavidades mas o menos profundas y, al principio, las claras referencias biomórficas que fueron reemplazadas después por bordes cortantes y por algunos diseños de impronta geométrica.